martes

Ein Affe im Meer

Muy lejos, en un bosque, cerca de la abrumadora sombra de un gran transatlántico , vi un par de moluscos aburridos al escucharle, tomaban un batido de marisco e intentaban hacerme ver que la originalidad de David era comparable a la bandera de Libia. ¿Caeré en la trampa de nuevo? me repetía mientras decenas de peligrosos tiburones gritaban que no lo hiciera, que no volviera a lanzarme al vacío como lo había hecho en algunas ocasiones. Por otro lado, un grupo de algas pardas me guiñaban un ojo detrás de él, enganchando en mi piel plancton a modo de confianza pero susurrando sarcásticas puñaladas; “Vamos, entrégate, tómate un antibiótico por diversión, cómo si fueras una jirafa recién nacida” ¿Realmente tenían derecho a hablarme así? No podían desacreditar a David de ese modo, como si mereciera entrar en una jaula de monos en vez de vivir con nosotros en la pecera. Pero conseguían avergonzarme, conseguían hacerme sentir la vergüenza de mi especie al estar cerca de David. Ahora tengo miedo de acercarme a él, tengo miedo de besarle y convertirme en un mamífero.

Bandera de Libia

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