viernes

Sofias Gehirn

Era de noche, Sofía tenía los ojos llorosos. Una piedra estaba en su zapato. Corría a su casa bajo la lluvia recordando el maravilloso día que había hecho y lo intensa que le parecía la vida por la tarde observando el cielo desde el césped del parque. Una vez un camarero de un restaurante le hizo un gesto de agradecimiento con la cabeza y nunca lo pudo olvidar. Otra vez vio un cuerpo sin vida en la carretera, la cabeza había desaparecido, el coche de Sofía sufrió un estrago repentino, la atropelló. De esto se olvidó rápidamente, lo sé porque soy una narradora omnisciente.

Era de día. Sofía estaba en Granada llorando mientras bebía una clara. Cada vez que pedía una clara le venía a la cabeza el Claro de luna de Debussy, que prefería eterna e infinitamente más que el de Beethoven. Un hombre bastante atractivo tocaba el sitar en un patio interior y Sofía equiparó la belleza del momento a aquel hombre que cortaba una rama en el campo para construir una flauta. No pasaron demasiados minutos y decidió ir a casa a ver Dos hombres y un destino. Fue un gran día, no se volvió a repetir.

Era de noche. Just when I need you most. Se encontraba en un prado rodeada de canadienses, de vacas libres y de un ciervo. El silencio de la noche se veía agradablemente interrumpido por los sonidos de las sirenas. Ella creía que estaba hablando sola en la playa, ya que ese pensamiento eliminaba el dolor de aquella noche de verano en la que tenía ganas de llorar y no podía porque le daba vergüenza. En el prado, apareció Han Solo. Sofía le dijo “te quiero”. Y Han respondió “lo sé”. Menudo mal trago. Por desgracia, tan sólo era un sueño, ahora volvemos a la realidad.

Era de noche. Sofía estaba muy borracha y un hombre desconocido la acompañaba a su habitación de hotel. Entraron por accidente en una habitación donde una mujer y dos hombres se gritaban los unos a los otros. De fondo, se escuchaba a Gene Kelly cantar “everyone from the place, come on with the rain, I´ve a smile on my face...”. Sofía dijo: Ooooye, vaaamonous de aquí que si escucho eeeel erstribillo lloooraré. El hombre decidió llevarla a su casa en Baker street, ella no sabía donde iban, yo sí porque soy omnisciente. En el armario, tenía fusiles y Sofía lo encontró divertido, eso le hizo sentir muy mal.

Era de día. Por la tarde. Año 2012. Sofía pensaba en el grandísimo desastre de las torres gemelas. Nunca antes había pensado durante tanto tiempo en la importancia de ese acontecimiento. Creyó que debería haber leído más sobre terrorismo islámico en vez de sobre cultura esquimal y méti. De golpe, cuando estaba en el cementerio pensó que debía mirar al cielo puesto que se hizo de noche en cuestión de segundos. Vio un platillo volador de color plateado. La profecía se estaba cumpliendo. Aquel loco tenía razón. Los extraterrestres invadieron el planeta y los reptilianos salieron del centro de la tierra. Fue el final del cerebro de Sofía. Yo, repito, sobreviví porque soy omnisciente.

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